Un día como hoy Thomas Crapper patenta el inodoro (y cualquiera diría que lo inventó en un momento de concentración sosegada, pero no, el mentado inodoro ya venía desaguando necesidades desde el 2000 AC., en Minos, Harappa, Tebas y Roma (de la Edad Media ni hablemos, que la gente aliviaba el cuerpo en cualquier esquina, si no había cerca un río o, de perdida, un arbolito generoso).
La invención del retrete, inodoro o water-closet data de 1589 y se debe al poeta inglés John Harrington (Dios lo tenga en su gloria), ahijado de la reina Isabel I quien, ante tan “indecoroso” invento, lo expulsó ipso facto de la Corte.
En el siglo XVIII Alexander Cummings diseñó uno tan bueno, que hay quien lo considera su inventor. Otros insisten en que fue el ahijado de la reina ¡Vaya usted a saber! El caso es que casi siempre se asocia la invención del inodoro con el inglés Thomas Crapper, quien se dedicó al negocio y le sacó ¡hasta nueve patentes! Pero una cosa es patentar y otra bien distinta es inventar, Thomas.
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